Entre apasionante y espeluznante, no sé como definirlo, pero nos encontramos ante un hecho irrefutable, los robots ya están aquí. Ya son parte de nuestras vidas. Ya influyen en cómo compras y sobre todo en cuánto pagas. Ya son una mano de obra y ya son competencia directa del hombre en las habilidades mecánicas e intelectuales. Ya tienen forma de droide (Robots) o de código (Bots). Los ves o no. Son. Están.
Cada vez que le preguntamos a Siri, Cortana o Google Now por el resultado del último partido, el tiempo o la dirección de un restaurante, interactuamos con Bots que evalúan la sintaxis, las palabras e incluso nuestra entonación para ofrecernos el mejor resultado.

Primera Ley de la Robótica