¿Cómo reaccionarías si una persona se os acerca y os propone lo siguiente? «Hola amigo, ¿tienes un minuto? Me gustaría regalarle estas gafas de sol. Sólo le pido que me de su nombre, la dirección de su casa, su número de teléfono y, sólo una tontería más, permítame, que mi amigo Paco, le vigile todo el día para ver que es lo que hace.»
Quizás os pueda parecer exagerado, pero os aseguro que no lo es. Pasa constantemente.
Pasa cuando nos piden registrarnos en una app y nos piden que lo hagamos con Facebook, o con Google. Pasa cuando nos damos de alta en los servicios de Google y no desactivamos las cheks adecuados en la configuración de privacidad. Pasa cuando autorizamos que las cookies de las páginas webs que visitamos se almacenen para su uso posterior. Pasa constantemente en internet y fuera.
La privacidad es lo que nos queda para defendernos del mundo feroz de la publicidad y el marketing mal entendido.